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El enigmatico regreso

Capítulo 812
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Capitulo 812

Dejé escapar un gemido lastimero y se tambaleé hacia atras, agarrandose el brazo. Su expresién era de horror.

Sabia muy bien que no tenia remecontra este oponente.

Al darse cuenta de que su plan estaba condenado al fracaso, hizo planes para hacer su

Asustado, media vuelta y huyd.

escapar.

Zephyr no podia dejarlo escapar. Caminé apresuradamente para cerrar la brecha, extendié la mano y tiré de él

hacia atras.

Después de eso, Zephyr arrojé al suelo a un hombre alto de mas de seis pies de altura como si fuera un trapo.

El rostro de ese hombre se contrajo de agonia y gimié de agonia.

Cuando abrib los ojos, la hoja fria y brillante estaba presionada contra su garganta.

Zephyr tenia una expresion siniestra en su rostro. Parecia un demosaliendo del infierno. La mirada en sus

ojos era amenazadora cuando advirtié: “iSi no quieres morir, no te muevas!”

Ese maton estaba aterrorizado. Temblé por todas partes y no se atrevié a mover un dedo.

Estaba seguro de que si hacia un movimiento, su cabeza seria separada del cuerpo.

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Neera se acercé al maton. Ella le lanzé una mirada fria. Sin querer perder el tiempo, fue directo al grano.

Ella pregunté: “Alfonso te envi, ¢no?”.

Cuando ese matén escuché el nombre de Alfonso, sus alumnos se retractaron.

Neera supo la respuesta por la expresion de su rostro antes de decir algo.

“Entonces, supongo que tengo razén”, se rié. “;Te ha enviado a secuestrarme? ;O hacealgo mas? Sera

mejor que digas la verdad si no quieres sufrir”.

La espada de Zephyr se acercé mas mientras el hombre vacilaba.

La hoja corté la piel y la sangre comenz6 a fluir.

El hombre temblé violentamente en respuesta al dolor.

Inmediatamente admitié todo y dijo: “jHablaré! {Te lo contaré todo! jPor favor nomates! Alfonso nos envi

aqui para capturarte vivo”.

Neera arqued una ceja. Nada de este descubrimiento fue impactante.

Ella pregunté: “;Eso es todo? Eso es todo lo que te pide?

Le castafetearon los dientes y casi se muerde la lengua. El respondié: “No, nada mas. ”

“Aparte de ti y tu grupo, ja cuantos otros trajo?” Neera pregunté una vez mas.

“Cuando actuaré el resto?”

El hombre parecié perplejo y respondié: “No lo sé”.

Los ojos de Zephyr se volvieron frios. Se aplicé un poco mas de presion a la hoja.

Ese matén casi se oriné cuando sinti6 la presion en su garganta.

Répidamente suplicé clemencia.

“iNomates! Por favor nomates. Lo juro por Dios, estoy diciendo la verdad. Nolo estoy inventando.

Nosotros

Sélo sabiamos lo que teniamos que hacer cuando nos dieron la tarea. Cada uno sélo sabe la tarea que tiene

siendo asignado. jHonestamente no sé cuéntas personas trajo ni cuales fueron sus 6rdenes!

Neera lo mir6é por un momento. Cuando estuvo segura de que este hombre decia la verdad, miré a Zephyr.

Zephyr entendid su sefal y retiré la espada con frialdad.

Luego le un golpe en la nuca antes de que pudiera exhalar un suspiro de alivio.

La visién de ese matén se volvié negra. Perdid el conocimiento y cay6 al suelo.

Neera se sinti6 aliviada cuando terminaron de tratar con estas personas.

que esos matones estaban tirados por todo el suelo y suavemente les dijo: “Limpia este desastre”.

Zephyr se puso de pie. Luego arrojé la daga y se quit el polvo de la ropa.

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Zephyr se puso de pie. Luego arrojé la daga y se quit el polvo de la ropa.

El respondié: “Hmm, alguien vendré a limpiarlo”.

mas tarde.”

Neera permaneci6 en silencio, confiando en que Zephyr manejaria la situacién.

Mas tarde, los dos regresaron a la mansion.

Jean se habia despertado y estaba jugando al ajedrez con los nifios cuando regresaron.

Neera se acercé. Ella actué como si nada hubiera pasado y preguntd alegremente: “; Te sientes mejor?”

Jean arque6 una ceja.

“Mucho mejor”, dijo mientras la estrechaba entre sus brazos, “ya noduele el pecho”.

Neera tomé su rostro y lo miré.

Ella murmurd: “Hmm, todavia te ves pélida. Creo que necesitas comer algo nutritivo”.

Después de eso, ella se aparté de su abrazo y dijo: “Los dejaré jugar. mientras hago algunos

sopa para ti”.

Jean asintid y la dejo ir.

Sin saberlo, una mancha de sangre en su vestido mientras ella se ponia de pie.